Canorea y Valencia, felicitados por el ciclo taurino de la Feria
Dicen por Madrid, que el ciclo taurino de la Pre Feria y de la Feria de Abril en Sevilla es la envidia de todos los empresarios y aficionados de toda España. En la capital del reino de Ruiz Gallardón y Esperanza Aguirre, todos quieren que las corridas de San Isidro alcancen la calidad, la categoría y el poder de convocatoria que han tenido los cuidados festejos en alza de Sevilla. Tanto Eduardo Canorea como Ramón Valencia están recibiendo numerosas felicitaciones. No es para menos. Los representantes de la Empresa Pagés han trabajado duro todo el invierno para confeccionar los mejores carteles taurinos del mundo. Si hubiese, como en el fútbol, una entidad como la que ha otorgado al Sevilla el título de mejor equipo del universo por sus brillantes resultados, la Empresa Pagés debería haber alcanzando la de mejor entidad taurina de las galaxias.
LA PUERTA DEL PRINCIPE Y LOS DOS PAÑUELOS
Para abrir boca, la tarde taurina del Domingo de Pascua ya provocó los primeros llenos de la temporada, con un apasionado Cid. Después, hasta diecinueve festejos más de abono, con su novillada, sus rejones y sus espectaculares corridas, con sus días de petardos-incluidos, porque ha de haber de todo en la viña taurina del Señor. Tres veces se abrió la Puerta del Príncipe para los grandes triunfadores del ciclo de la Feria de Abril de Sevilla –aquí entran los festejos sin y con farolillos--, para el rejoneador Diego Ventura, que le echó un pulso al coloro caballero en plaza Pablo Hermoso de Mendoza, quien mereció más calor desde los tendidos. Posiblemente porque el navarro lo hace tan fácil que, a veces, no se valoran justamente esos méritos que deja su brillante huella artística. También se abrió el arco triunfal de la Maestranza de Sevilla para El Cid Campeador. Manuel Jesús, el de Salteras, sigue pisando tierra firme y pegado a los morlacos. Se ganó su cuarta salida a hombros para tirar hacia el Paseo Colón. Tal vez, el huracán, la tormenta del día después. Es decir, la segunda actuación de El Cid en el ciclo de Feria, el torero sevillano no encontró el premio ni a su esfuerzo ni a su trabajo bajo la lluvia intensa y molesta. El agua provocó la estampida del público. Las gradas se quedaron casi vacías y no hubo premio para el gondolero torero.
Y en esto llegó Talavante. Juventud divino tesoro. El madrileño y madridista tiene valor, arte, empaque torero y genio y figura. Hizo una melodía sobre el albero de la Maestranza. La música era de Tejera, pero todo el compás lo llevaba el torero madrileño. Recreación torera en la Real Maestranza. Pulido, el presidente, no sé si sacó los dos pañuelos, para limpiarse la baba con uno y para responder a la fuerte petición de los tendidos con el otro. Pero el par de trapos blancos quedó posado a la vez sobre el tapete grana del palquillo de la autoridad. Era la tercera oreja para Talavante. Y puerta, camino y viti hacia la del Príncipe. Abierta de par en par para un matador que está revolucionando la fiesta.
DETALLES MAGISTRALES
En todo este magnífico programa taurino preparado por la Empresa Pagés para la Real Maetranza de Sevilla, hubo, además, muchos toreros que animaron las tardes con detalles exquisitos, estocadas fulminantes, rehiletes acompasados y justos, verónicas al aire fuerte de los morlacos, portagayolas de terror y muerte y duendes personales y exquisitos.
En las retinas quedaron grabadas las banderillas de Ferrera, la muleta de Manzanares, la esperanza renacida de Morante, el volapié de Rincón, la clase de Castella, el pundonor de El Fundi, las acrobacias de El Fandi, la pelea brava de Padilla, la exquisitez incomprendida de Ponce…
Además, para enriquecer todos estos grandes espectáculos del ciclo, se lidió un ganado que dio buen juego en casi todas las tardes-noches, con sus excepciones, porque cada morlaco es un melón por calar. Victorinos y miuras, para mí, ganaron la partida.
Ya se han repartido los primeros premios de estas corridas del ciclo de la Feria de Sevilla. Los más prestigiosos son, sin duda alguna, los que entregará en su día la Real Maestranza. Está en buen momento la fiesta de los toros. Hay mimbres para hacer buenos cestos. La Sevilla taurina ha estado en la gloria estos días pasados, con el ciclo preparado y organizado por la Empresa Pagés. Eduardo y Ramón: Enhorabuena.
En Madrid con las corridas de San Isidro, la capital taurina de España quiere mirarse en el espejo de Sevilla.
Pero allí ni hay Maestranza, ni Giralda ni ná de ná.