Primera corrida de la Feria Sevilla : Triunfo de corazón de César Rincón
Cuando ayer por la mañana se comentaba en muchas tertulias taurinas de manera favorable nuestra crónica taurina de la corrida de Morante y Talavante, con Ubrique como testigo y la imagen inédita del presidente con los dos pañuelos, sentí una gran satisfacción personal. Sobre todo, porque amo esta profesión periodística con verdadera pasión. Todos estos halagos compensan muchos malos tragos. De manera especial, por el reciente daño hecho desde el todopoderoso ABC de Sevilla, sin que aún ni Ybarra ni Fernández hayan sido capaces de mandar un recado con sus excusas. Ellos saben que han dado palos a ciegas. Y lo más grave de todo ha sido que se han encogido de hombros, dañando injustamente a un compañero que nada tiene que ver con las malas artes expuestas por el periódico ABC. Ese diario de papel publicó una información incompleta y no contrastada en connivencia con un concejal del PP.
Pero vamos al toro que es una mona. Primera corrida de la Feria de Abril, ya colocados los farolillos en el Real -algunos resistieron el agua pasada--, y décimo tercera del abono maestrante.
Con toros de Torrrestrella, en el ruedo alternaron César Rincón, que se despedía de la plaza sevillana -no quiere llegar a viejo en lo ruedos como Curro--, Enrique Ponce y Salvador Cortes.
La primera parte de este festejo tiene poco, poquísimo, que contar. Los toros, aunque algunos se citaron de lejos para la suerte de varas, fueron endebles, sin casta, empaquetados y mansurrones. Hasta salieron de los chiqueros al revés, para crear más dificultades a los matadores. Rincón nada pudo hacer con "Farseto". El animal fue un farsante. Ponce se encontró con un "Chiflado", nombre de la res de Torrestrella, y Cortés se tuvo que enfrentar a "Trolero", que la misma palabra lo dice. Trolero: mentiroso y embustero.
Como en un partido de fútbol, este primer tiempo de la corrida, en los tres para tres, finalizó cero a cero y con la gente esperando al sobrero.
Porque así ocurrió. El toro "Chicharro" que le correspondía de nuevo a César Rincón, fue devuelto a los chiqueros. Tardó Gabriel Fernández, que sólo usa un pañuelo, en mostrar el trapo verde para dar paso a otro nuevo animal. Y salió en su lugar un sobrero de la misma ganadería, de nombre "Ventisco". Llegó entonces el vendaval colombiano. Rincón se agarró al buen juego del negro bragao meano y navegó con el ciclón taurino a su favor.
Cesar Rincón tuvo detalles finos con el capote. En el tercio de varas y banderillas se cuidó al animal con mimo. El colombiano puso al toro en los medios y se arrancó con valentía para ofrecer un final feliz. Pero en un descuido, el toro le metió un pitonazo. La res magulló al torero y César quedó tambaleante. Acudió su cuadrilla en auxilio de Rincón, pero el torero estaba por la labor de decir adiós a Sevilla con el corazón en la mano y la frente muy alta.
El colombiano mejoró, con entrega, pundonor y valentía, todo lo bueno que había hecho antes del percance. La música sonaba en honor del matador. Al César lo que era poder del César. "Ventisco" fue el toro con casta para el adiós a esta noble, leal y taurina ciudad de Sevilla de este excelente matador. Se entregó la Sevilla taurina y se entregó César Rincón.
Mató Ricón recibiendo al sobrero -- lo había intentado sin fortuna una primera vez-- de Torrestrella. Volapié para premio. En el palco presidencial no estaba Pulido, con los pañuelos dobles, pero sí Gabriel Fernández, que concedió los dos trofeos de forma pausada y sin prisas. Dos orejas para el ciclón de Colombia. Dos justos premios para cerrar este nuevo tránsito glorioso de Rincón por la Catedral de la Maestranza.
Enrique Ponce, con "Salmonete", nombre del quinto toro de Torrestrella, estuvo fenomenal. Si la valiosa labor del valenciano la desarrollan Morante o Talavante, llega Pulido al palco de la autoridad y desplaza a Fernández para sacarle los dos pañuelos al de Chiva. Pero Ponce ni pincha ni corta en el coso del Baratillo. Con este toro, el valenciano estuvo por encima de un difícil animal. Faenón de maestro; de torero con veteranía; de hombre sabio en estos menesteres. Pero nada llegaba de Ponce a los tendidos. Sonaba la música como una orquesta en el Teatro cercano de los pregones. Poco se valoró la faena técnica, justa, medida y laboriosa del valenciano ante "Salmonete". No llegó la mágica transmisión. Ponce acertó en la espada y pocos Pulidos había también en los tendidos esta tarde. El torero valenciano sufrió mas por la desidia de los aficionados que por la peligrosidad del animal que lidió con una sabiduría y una clase tremenda.
Tampoco Cortés volvió locos a los aficionados que llenaba los tendidos. "Buenasiesta" era ya el último toro de Torrestrella, en una jornada taurina bastante desigual. La buena siesta es la que hay que pegarse ahora, en la Feria , porque desde que cambiaron el horario por el tirón popular, no se sabe si en el Real es de día o de noche. Cortés intentó cositas. Estuvo saneado con el capote y bullicioso e irregular con la muleta. Estocada y pare usted de contar.
Primera corrida de Feria de Sevilla. Colombia cantó en Sevilla. Bien por César Rincón.
Fernando Gelán