Final del ciclo taurino de Feria en la Real Maestranza de Sevilla: Rejones por la mañana y peligrosos Miuras por la tarde con oreja a "El Fundi"
Hubo lleno en la corrida de los seis rejoneadores, aunque al final del festejo se repartieron menos premios que los que pidieron con insistencia los espectadores que abarrotaba la plaza. Seis irregulares toros de la ganadería de Murube para los caballeros en plaza Antonio Domecq, Rui Fernández, Andy Cartagena, Martín Burgos, Sergio Galán y Leonardo Hernández.
Hubo espectaculares estampas ecuestres en el albero del baratillo. El jerezano Domecq a lomos de Quito; Rui Fernández con Ozono y Martín Burgos con Alí.
Corrida de rejones entretenida con reses irregulares de Murube, algunos con falta de bastante raza. Pero en general, el festejo fue entretenido y vistoso.
Antonio Domecq dio una vuelta al ruedo, con petición unánime a la presidencia para que otorgara una oreja. Rui Fernández, a pesar de su exhibición, recibió la callada por respuesta. Es decir, silencio. Andy Cartagena animó el cotarro y se llevó una oreja. También Martín Burgos no quiso ser menos, y tras su buena lidia a caballo, logró otro premio.
Los dos últimos rejoneadores no alcanzaron la cima deseada, Sergio Galán, a pesar de su empeño, provocó el silencio de la plaza, y Leonardo Hernández, hijo, se llevó una ovación del respetable.
MIURAS PARA DAR Y TOMAR
Con una media cercana a los 593 kilos, se lidió la última corrida de la Feria con farolillos y la décimo novena del abono. Vaya tela los toros de Miura. Gordos como si se hubieran hartado de hamburguesas en algún Mac Donald. El toro "Morisco", lidiado por el jerezano Padilla, fue premiado por un excesivo regalo del presidente con una vuelta al ruedo. Mejor fue el toro que mató "El Fundi, "Burraco". Con su fulminante estocada, el madrileño cortó la única oreja de la tarde-noche.
Se cerró el ciclo de la pre-feria y de la Feria con farolillos. Fin de fiesta con los miuras, siempre peligrosos y arrancando muchas emociones y sustos en el ruedo.
Impresionaron algunas de las reses de Miura. Frente a estos duros morlacos estaban tres jabatos, tres legionarios, en sus diferentes especies. "El Fundi", Juan José Padilla y Javier Valverde. Lucharon a muerte entre fieras con finos pitones y se jugaron el tipo con toros que te pueden mandar al hospital.
"Burraco" ya sembró el pánico en el ruedo. Después de las primeras suertes, "El Fundi" y Padilla se repartieron los pares de rehiletes. El madrileño colocó dos pares aseaditos y Padilla cumplió. La res de Miura estaba ya preparada para la última faena. Un toro bravo y con casta que fue bien aprovechado por "El Fundi", con unas tandas desarrolladas con valentía. El matador arriesgó y su faena tuvo trascendencia en las gradas. Mató de una estocada fulminante y conquistó una merecida oreja, solicitada con bastante insistencia. Ganó el hombre a la terrible fiera.
"Morisco" fue el berrendo que saltó a la plaza en segundo lugar. Un morlarco tremendo, con 609 kilos. Un autobús para el jerezano Padilla.
Después de meter al toro en cintura en las dos primeras suertes, Padilla y "El Fundi" también se distribuyeron las banderillas. El show tuvo su emoción.
Con la muleta, ya sin compartir nada con nadie, Padilla no llegó a dominar a "Morisco", que estuvo muy por encima de la valentía y la entrega del jerezano. Impresionaba esa pelea entre el bravo matador y las hechuras del Miura. Sonó la música en honor de la entrega de Padilla, pero la faena fue a menos cuando el torero quedó muchas veces desarmado.
El jerezano alargó unas tandas imposibles y recibió un aviso presidencial. Los sustos y la emoción que "Morisco" provocó en el albero maestrante obtuvieron el premio de una sorprendente vuelta al ruedo. Para Padilla sólo hubo aplausos.
El tercero del festejo para Javier Valverde fue eso, un mal "Chicharrito", que fue devuelto a los corrales porque el bicho estaba inválido. El sobrero tenía nombre de viejo e histórico matador, "Espartero", también de la misma divisa, pero el salmantino no acertó a dominar la situación. Dos pinchazos y una estocada y tres descabellos. El que avisó, la autoridad competente, no fue traidor con el charro Javier Valverde.
No alcanzó un nuevo lucimiento "El Fundi" con el cuarto de la tarde. "Señaladito" un negro mulato listón, fue, como es normal, el toro difícil y peligro de la casa Miura. Estuvo José Prados aseadito en banderillas. Pero el de Fuenlabrada no consiguió dominar al morlaco pese a su buena voluntad, el riesgo que corrió y todo cuanto expuso para hacer andar al pesado animal. "Señaladito" daba hachazos sin ton ni son y "El Fundi" tomó el estoque para matar con rapidez. Escucho aplausos.
Padilla, en el quinto, montó el numerito desde el primer momento. Se fue a portagayola a recibir a "Alcusito", un castaño bragao, que salió de los chiqueros con ganas de hacer daño. El toro arrolló al jerezano que se colocó excesivamente cerca de las tablas para recibir de rodillas al Miura. Padilla encajó el golpetazo del toro. Pero insistió y se puso nuevamente de rodillas con el capote para recibir a "Alcusito", que volvió a darle más vara.
El jerezano colocó banderillas a pesar de los topetazos. Y salió airoso de este trance, incluido un par al violín. El matador quería a toda costa ganarse una oreja y se entregó a una absurda faena imposible en la última suerte.
Pero pesó mucho en el desarrollo de su lidia el desorden que se originó en el ruedo desde que Padilla fue golpeado por "Alcusito". Tras la alocada y atropellada lidia, Padilla mató de una estocada. El jerezano esperó el premio de la presidencia, aunque la petición de la oreja no fue muy numerosa. Padilla hizo gestos a la autoridad que estaba en el palquillo, pero Gabriel Fernández, el presidente, no entró en la presión del matador. El público dedicó al torero una fuerte ovación, obligándole a dar una vuelta al ruedo. Curiosamente, Padilla, al finalizar su triunfal recorrido por el anillo maestrante, volvió a sus aspavientos. El abono de la plaza dirigió entonces sus aplausos a la presidencia.
Llegó el último toro de la última corrida del ciclo. Otro Miura. Un sargo de nombre "Ofendido" y con 599 kilos de peso. Una locomotora. Javier Valverde saltó esta vez con más ansias, pero poco a poco comprendió que hacía un matador como él ante una vagoneta como esta. El charro no supo o no pudo hacer lo que este morlaco necesitaba. Y la buena voluntad de Javier Valverde se fue al traste de forma triste. Era mucho toro para un matador que fue más cauteloso que otras veces. Tres pinchazos hasta la estocada final.
Después de casi tres horas largas de corrida, los Miuras fueron miuras. Los toreros por debajo de los toros, salvo el primero, el que toreó "El Fundi". El madrileño supo realizar la faena que necesitaban estos peligrosos y duros morlacos. Padilla se enfadó demasiado sobre el albero maestrante, pero cuando realice una reflexión podrá comprobar que se equivocó en un festejo en el que buscó afanosamente la gloria. La decepción fue la de Valverde.
Fernando Gelán